Cordobés

Mi pueblo es significativamente seseante  con ciertos rasgos de jejeo. En primer lugar, el jejeo ha sido siempre atacado y vapuleado desde los centros educativos por ser considerado «cateto, paleto y obsoleto al ser un rasgo de analfabetismo», por otro lado he visto como gente de mi generación ha sido adoctrinada por sus propios progenitores para que hicieran clara distinción entre c,z y s, con el pretexto de que ese uso diferenciado denota un mayor grado de educación, llegando algunos incluso a sentirse superiores por ser capaces de distinguir las tres letras a la hora de ser pronunciadas. Al trasladarme a Granada a estudiar, las personas horiundas de mi zona que no distinguían entre c,z y s comienzan a hacerlo desesperadamente (la distinción entre estas letras en la capital granadina ha aumentado en los últimos años de forma vertiginosa gracias al impulso de las generaciones más jovenes). Si hablamos ya de mis experiencias propias fuera de Andalucía he tenido que soportar (junto con otros amigos procedentes de provincias como Sevilla o Cádiz) la provocación de ciertos individuos que de repente deciden que les apetece insultar a los andaluces por analfabetos, por tener una dicción incomprensible y ser una vergüenza para el resto de españoles en el extranjero. No obstante, he de resaltar que la opinión de los amigos extranjeros sobre nuestro acento está en las antípodas: al hablar en inglés suelen decir que tenemos un acento andaluz precioso, atractivo, interasente e incluso que nuestro uso del seseo tiene «musicalidad» y es único. Espero que los fervientes castellanos nunca se enteren de este dato último, vaya que de repente el acento andaluz pase de ser horrible a una maravilla española y olé.

Maiko

Hablando de tener acento andaluz y de cómo, al hablar mucho por teléfono en el trabajo, trataba de neutralizar un poco el acento para que me entendieran mejor:

«Pero entonces, si sabes hablar bien, ¿por qué hablas así?»

No se me olvidará en la vida.